[Jn 6, 35]

«Yo soy el pan de vida.»

[Jn 6, 50]

«Este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.»

[Jn 6, 51]

«Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo.»

[Jn 6, 53]

«Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.»

[Jn 6, 54]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.»

[Jn 6, 55]

«Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.»

[Jn 6, 56]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.»

[Jn 6, 57]

«Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.»

[Jn 6, 58]

«Este es el pan bajado del cielo.»

martes, 23 de febrero de 2010

Munich, 1960




El XXXVII Congreso Eucarístico Internacional Pro mundi vita
31 de julio al 7 de agosto de 1960.


Cinco años y un nuevo pontificado romano, el de Juan XXIII, discurrieron hasta el momento en el que la capital bávara se dispuso como sede de un nuevo CEI
En la Misa de apertura, en la Odeonsplatz, el Arzobispo de Munich, Cardenal Joseph Wendel, indicó los lineamientos de esta asamblea, un mensaje de salvación y redención para el mundo moderno, un mundo que, a pesar de la redención sigue irredento, en la noche y en las sombras de la muerte.
Se debatió pues, la calidad de las relaciones sociales, la tentatoria voracidad de una sociedad de consumo y de manipulación masiva, capaz de olvidar y aún atropellar la dignidad de la persona humana. De acuerdo al tema del Congreso, Pro mundi vita (para la vida del mundo), el Cardenal Wendel señaló que "el hombre, a quien Dios comunica su vida, a quien el Hijo de Dios da su carne en comida, no puede ser sólo parte insignificante de una sociedad de masas. Su persona tiene una dignidad que exige respeto y estima, y a la que él mismo debe respetar".
Decenas de miles de congresistas recibieron este mensaje, teniendo como telón la imponente fachada del templo de los religiosos Teatinos y un engalanado entorno, aderezado por la juventud muniquesa con vistosos paños decorativos. En una tribuna de honor participaban en el acto el Presidente del Parlamento, el Presidente de los Ministros y el Presidente del Senado de Baviera, así como una gran cantidad de Ministros, Alcaldes y miembros de la Casa Real de Wittelsbach, de los claustros universitarios y organismos oficiales.

Miles de fieles se postraron en el empedrado bajo el sol ardiente y comulgaron en el mismo lugar, al final se exhortó a los presentes a pronunciar el Padre Nuestro por la paz del mundo.

A las tres de la tarde de ese día llegó el Cardenal Gustavo Testa, Legado Pontificio, al aeropuerto, donde fue recibido por el Presidente de Ministros, Hans Ehard.
En la Marienplatz (Plaza de María), corazón histórico de Munich, el Legado escuchó el himno pontificio: "Tu es Petrus", seguido de la lectura de bula que lo acreditaba como embajador papal, el saludo del Cardenal Wendel, y del Cardenal José da Costa Nuñez, Presidente del Comité Perpetuo de los Congresos Eucarísticos Internacionales.
El lunes 1 de agosto estuvo colmado de actos especiales, entre ellos el encuentro franciscano, movimiento laical asistido por el Obispo de Essen, monseñor Franz Hengsbachd. En el aula magna del Congreso se reunió un Congreso Científico Internacional con el tema: "El culto y el hombre de hoy", a lo largo del cual eruditos de todo el mundo deliberaron acerca de la religiosidad de numerosas culturas, concluyendo en la necesidad humana del culto para encontrar a Dios, todo lo cual hizo afirmar al Cardenal alemán Agustín Bea, que el Congreso de Munich era "la unidad en la pluralidad".
El 2 de agosto, a pesar de la pertinaz lluvia, se presentaron dieciséis disertaciones, entre ellas:
"La Eucaristía en el arte alemán"
"La piedad bávara"
"La vida católica en Alemania"
"La situación misionera y la actividad de las misiones católicas"
"La iglesia bávara en la Edad Media"
otros actos culturales fueron una exposición de documentos y manuscritos del Estado Bávaro y una exposición de la arquitectura sacra contemporánea en Alemania, en la apertura de la cual se ejecutó la imponente Misa en si bemol de Juan Sebastián Bach, temática musical asumida en otros foros por estos días. Por la tarde se ofreció una rueda de prensa.
El miércoles seis mil niños llenaron la Catedral de Nuestra Señora, mientras el Cardenal Joseph Wendel presidía la Misa en la que tal cantidad de infantes recibieron por primera vez la Comunión. La predicación fue sencilla, clara y muy familiar. Hubo una asamblea de jóvenes estudiantes y una solemne Misa oficiada por monseñor Irenäus Dud, Obispo de Rumbek, Sudan.
La tarde de este día se tuvo la apertura de la Statio Orbis en la Gran Explanada dispuesta para el caso, ante doscientos cincuenta mil fieles venidos de todo el mundo. Según el profesor Richard Egenter: "Entre el júbilo del pueblo entró Cristo, el Señor, en su ciudad Jerusalén. Entre gritos de júbilo, saludará también el mundo católico al Señor eucarístico en la custodia con motivo de la apertura de la Statio Orbis".

A las 20:00 hrs., bajo un atardecer de verano, se inauguró solemnemente esta estación de la Sagrada Eucaristía celebrada por todo el mundo católico, se entonó el himno del Congreso y el Arzobispo de Berlín, Julios Cardenal Döpfner, predicó sobre la expectación de los pueblos. Después, el Santísimo Sacramento, iluminado por teas, fue trasladado por el Secretario General del Congreso, monseñor Johannes Neuhäusler, al manifestador. Se entonaron himnos de alabanza y, postrados, los congresistas recibieron la bendición eucarística.
El jueves hubo conferencias para clérigos:
"Las diferentes formas de meditación y de la piedad eucarística" (monseñor Theodor Schnitzler)"El Pan de la Unidad y de la Paz" (profesor Paul Lenz-Médoc, de la Sorbona de París)
"El nuevo mandamiento: misión y obra de la Cáritas" (monseñor Albert Stehlin, Presidente de la asociación humanitaria católica Cáritas)Este último tema sería la ponencia principal de los actos del Congreso.
El viernes 5 de agosto, día penitencial, el Congreso evocó las horas de la agonía del Señor en el mismo lugar donde la crueldad humana acumuló injusticias: los miles de condenados a muerte ejecutados en el viejo campo de concentración de Dacha. Tres mil jóvenes católicos, desde las primeras horas de la mañana recorrieron a pie, un trayecto de 17 kilómetros desde el campo de Oberwiesenfield hasta el antiguo campo de concentración de Dacha. Al amanecer participaron en la Santa Misa, presidida por el Arzobispo polaco Adam Kozlowiecki, oraron por la paz del mundo y evocaron las atrocidades cometidas por Adolfo Hitler. Cincuenta mil fieles, entre ellos algunos testigos oculares de los hechos, acudieron al acto.

El sábado 5 de agosto, día de la Transfiguración del Señor, a diferencia de la víspera, fue para presentar la luz de Cristo como el nuevo orden de Dios, en especial la gracia de poder consagrar al mundo mediante la Eucaristía. El Cardenal Valerian Gracias, presidió una Misa para los jóvenes en la cual predicó el Obispo de Mangucia, Albert Stohr, el tema "que todos sean uno": "Con esta petición penetramos en el núcleo de la Santa Eucaristía, que opera la unión con Cristo y la unidad de los cristianos entre sí. Así toda la cristiandad aunque esté esparcida por toda la tierra, debe ser una unidad en y con Cristo.
El domingo 7 de agosto, día de la clausura del Congreso, un gran torrente de fieles, procedentes de todo el mundo, se dio cita alrededor de la explanada donde se montó un artístico y monumental baldaquín amarillo, centenares de Obispos, doce mil Presbíteros y millares de fieles escucharon a través de los altavoces, durante la Misa de Clausura, la voz del Papa, quien llamó al Sacramento del altar "la fuente de toda fuerza y de toda perfección, donde se profundiza y perfecciona la vida y la familia, y la Iglesia recibe nuevos impulsos, fortalecimiento y entusiasmo".

* * *

Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #12. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004.
Imágenes superiores: Wikipedia (vista desde el campo) Sweetholidays (aquí puede encontrarse una leyenda de la Frauenkirche o Iglesia de Nuestra Señora).
Imágenes dentro del texto: LAVENA, Massimo e Fabrizio Stinellis. Imágenes de los Congresos Eucarísticos Internacionales, de 1926 a 2000. Centro Televisivo Vaticano y Filmoteca Vaticana. 2004. DVD

lunes, 22 de febrero de 2010

Río de Janeiro, 1955



El XXXVI Congreso Eucarístico Internacional
17 al 24 de junio de 1955.


En la populosa ciudad de Río de Janeiro, en Brasil, nación lusitano-americana, se desarrolló este CEI, reunido en torno al lema: "Cristo Redentor y su Reino Eucarístico", sirviendo de escenario a la gran fiesta eucarística su gran bahía, sus montañas revestidas de exhuberancia tropical; sus playas y una moderna arquitectura urbana.

La preparación remota del Congreso comenzó en octubre de 1952, bajo la hábil dirección del Cardenal Jaime de Barros-Cámara, Arzobispo de Río, asistido por el Secretario General de la Comisión Ejecutiva del Congreso, don Helder Pessona Cámara, Obispo Auxiliar de Río y Secretario de la Congerencia de los Obispos de Brasil. Muy intensa fue la actividad de los emisarios de la Comisión Ejecutiva, quienes recorrieron las 16 divisiones eclesiásticas del país, entrevistándose con los Prelados y divulgando el Congreso.
Las misiones populares en las parroquias tuvieron como consignas:
"Llevar a los católicos a la Misa en los Domingos y días de guardar""Llevar a los católicos a la Comunión pascual"
Ampliar y perfeccionar la catequesis""Elevar el nivel de moralidad pública"
El 18 de julio de 1954 los Obispos brasileños iniciaron un Año Eucarístico, en solemne acto celebrado en el estadio del Maracaná, a toda su capacidad, una Hora Santa simultánea en todos los templos del Brasil y la Misa, a cargo del Cardenal Barros. Poco después, del 4 al 8 de septiembre se tuvo un Congreso Nacional Mariano, en Sao-Paulo y Aparecida, al que asistió como Legado Pontificio el Cardenal Aleodato Giovanni Piazza o.c.d.
Las autoridades civiles, por su parte, acondicionaron el aeropuerto Santos Dumont y la plaza del Congreso, cuyo telón de fondo es la bahía de Guanabara, desde la cual se contempla el Corcovado, pedestal de la gran estatua de Cristo-Redentor, cuyos brazos abiertos dieron la bienvenida a los visitantes llegados con ocasión del Congreso.



Un millón doscientos mil fueron los congresistas, entre ellos ochocientos mil de Brasil, número duplicado gracias a la entusiasta participación de la población carioca, estimada en tres millones de habitantes, la mayoría católicos.
Tumultuosas fueron las representaciones de los extranjeros procedentes de América Latina, especialmente de Uruguay, Chile, Colombia, Venezuela y México; después, los Estados Unidos y Canadá. de Europa vinieron peregrinos de Protugal, España, Francia e Italia, todos ellos asistidos por guías especialmente preparados mediante un ciclo de conferencias acerca de la Iglesia, el Congreso y el Brasil.


El Congreso fue presidido por el Cardenal Benedeto Aloisi Massella, Prefecto de la Sagrada Congregación de los Sacramentos y Legado Pointificio, el cual fue recibido el día 17 de junio con los honores correspondientes a los Jefes de Estado, por el Presidente de la república y su gabinete. En el acto estuvieron los Cardenales brasileños Barro-Cámara, Vasconcelos-Mota, de Sao-Paulo; y da Silva, de Salvador-da-Bahía, y el Cardenal Cerejeira, Patriarca de Lisboa. Estuvieron presentes seiscientos Obispos y más de diez mil presbíteros de todo el mundo.
El desarrollo del Congreso:


La primera gran ceremonia del Congreso fue la noche del 17, y consistió en una magnífica procesión marítima nocturna, en la que tomaron parte cientos de embarcaciones, desde pequeños botes de remos hasta grandes barcos, en uno de los cuales, densamente iluminado, se trasladó el Santísimo Sacramento, de Niteroi, capital del Estado de Río de Janeiro, al otro extremo de la Bahía de Guanaraba, donde estaba el altar monumental en la Plaza del Congreso. En esa procesión tomaron parte centenares de embarcaciones, desde los pequeños barcos de remo hasta los grandes barcos de guerra.
Los temas del Congreso se ciñeron al lema:
I.- El Reino Eucarístico de Cristo y la Iglesia
II.- La persona en el Reino Eucarístico de Cristo
III.- La Sociedad Humana en el Reino Eucarístico de Cristo.

Otros actos importantes fueron las multitudinarias Comuniones generales de niños, jóvenes y adultos, y un Via Crucis viviente siguiendo la ruta de la gran avenida Presidente Vargas, la cual cruza la ciudad, en cada una de cuyas catorce estaciones tomaron parte delegados al Congreso venidos de otros tantos países bajo el régimen comunista



La solemne Misa de Clausura fue oficiada por el cardenal Legado, después de la cual se tuvo la gran procesión eucarística de clausura, en la cual fue trasladado el Santísimo Sacramento en un carro triunfal, en pos del cual marchó un contingente de dos millones de fieles.

* * *

Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #12. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Págs.37-39.
Imagen superior: Web.Imágenes: LAVENA, Massimo e Fabrizio Stinellis. Imágenes de los Congresos Eucarísticos Internacionales, de 1926 a 2000. Centro Televisivo Vaticano y Filmoteca Vaticana. 2004. DVD

domingo, 21 de febrero de 2010

Barcelona, 1952




El XXXVCongreso Eucarístico Internacional
25 de mayo al 1 de junio de 1952.


La II Guerra Mundial interrumpió por espacio de 14 años la secuencia de los CEI. Después de finalizado el conflicto, los CEI fueron restaurados y fue en Barcelona, donde correspondió celebrar la siguiente estación universal ante Jesús Eucaristía. Tal sede fue otorgada, a decir del papa Pío XII "en justo reconocimiento a su catolicismo íntegro, profundo y apostólico..."
En tiempos de la celebración del Congreso, España sufría de aislamiento político y bloqueo diplomático; así que la celebración, bajo el lema "La Eucaristía y la Paz" fue un simbólico acto de apertura.
Era Barcelona en ese tiempo una gran ciudad fronteriza y poseedora de un puerto magnífico, con una obra monumental inconclusa: el templo expiatorio de la Sagrada Familia, diseñado por el siervo de Dios Antonio Gaudí.
El trabajo previo al Congreso fue intenso, asumido por el Arzobispo de Barcelona, don Gregorio Modrego Casáus y la respuesta del mundo fue asombrosa, pues llegaron a ese lugar un millón y medio de visitantes.
El 27 de mayo Barcelona esperó al Legado Pontificio, Cardenal Tedeschini, recibiéndole como si del mismo Papa se tratara. Una incontable multitud se concentró desde la Plaza de la Paz hasta la Catedral, donde se declaró inaugurado el Congreso.



Para este tiempo, los Congresos Eucarísticos Internacionales poseían ya un desarrollo peculiar:
* Las ceremonias de apertura y clausura
* La participación de los niños (desde el Congreso de Tolosa, en 1886)
* La participación de los ritos orientales (desde el Congreso de Jerusalén, en 1893)
* Las Horas Santas (implementadas en Paray-le-Monial, en 1897)
* La Comunión General. (desde el Congreso de Roma, en 1905)
* La Adoración Nocturna (desde el Congreso de Madrid, en 1911)
Los temas dispuestos en los diferentes idiomas fueron más de seiscientos, especialmente preparados para el Congreso. Las sesiones internacionales se realizaron en el aula magna de la Universidad y se dividieron en dos partes: las sesiones especiales y la plenaria o general.
Fue en este Congreso que pudo utilizarse, por vez primera, el sistema radiofónico de traducción simultánea.
PROGRAMA GENERAL
28 de mayo:
La Eucaristía y la Paz familiar
Este día se tuvo una manifestación en la plaza Pío XII, rebosante de congresistas: unos doscientos mil.

29 de mayo:
La Eucaristía y la paz individual y social
Este día fueron citados obreros y campesinos en la Basílica de Santa María del Mar.


30 de mayo:
La Eucaristía y la paz internacional
Durante esta jornada se administró profusamente la Eucaristía a los enfermos en los hospitales y después se sostuvo una reunión con el tema de la paz internacional, en la cual tomaron parte el Ministro de Relaciones Exteriores de España y los Prelados, incluyendo al Legado Papal.
31 de mayo:
La Eucaristía y la paz eclesiástica
Hubo una solemnísima sesión académica en la sala de las fiestas del Palacio Nacional, con la presencia de diez mil personas, entre ellas don José María Pernán, el cual pronunció un discurso brillante sobre la Eucaristía, como a su vez lo hicieron don Esteban Bilbao y el mismo Cardenal Legado.
Quinientos mil visitantes pudieron participar en la Feria Nacional del Libro Español, en las exposiciones de arte religioso y de arte eucarístico. Se escenificaron Autos Sacramentales del siglo de oro español y se desarrolló una jornada poética sobre la Eucaristía en el Palacio de la Música en la que concursaron 1233 poesías en muchos idiomas.
Como acto espacialísimo del Congreso de Barcelona, fue la excepcional tanda de ordenaciones sacerdotales conferida en el campo deportivo de Montjuich a ochocientos presbíteros, suceso insólito en la historia.
La Misa de Clausura rebasó las expectativas de los organizadores.

En el acto final, la procesión con el Santísimo Sacramento, participó gran parte de la población, sirviendo como ostensorio la custodia monumental de Toledo. El Papa Pío XII, a través de Radio Vaticana, dirigió en vivo un radio mensaje, sintetizando el impacto del Congreso: "... sobre todo se ha mostrado visiblemente, en torno a la Hostia eucarística, la santidad de la Iglesia...".


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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #11. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Págs. 28-31.
Imágenes: Web. (trivago.com/vanderkrogt.net/agenciasic.es/)
Imágenes en b/n: LAVENA, Massimo e Fabrizio Stinellis. Imágenes de los Congresos Eucarísticos Internacionales, de 1926 a 2000. Centro Televisivo Vaticano y Filmoteca Vaticana. 2004. DVD

sábado, 20 de febrero de 2010

Budapest, 1938



El XXXIV Congreso Eucarístico Internacional
25 al 30 de mayo de 1938.


El primer CEI de la Europa Oriental bajo el lema "Eucharistia vinculum Caritatis" (La Eucaristía: vínculo de Caridad), hizo capital de la Eucaristía a la ciudad más importante de la nación Húngara: Budapest, la reina del Danubio. De los nueve millones de habitantes que tenía el país, casi seis millones eran católicos, los cuales se prepararon cuidadosamente a vivir el Congreso: así, ya desde un año antes de la celebración, triduos, actos de Adoración al Santísimo, misiones populares, y ejercicios espirituales para sacerdotes habían predispuesto el ambiente.
El miércoles 24 de mayo, primer día del Congreso, predominó un temporal borrascoso que, sin embargo, amainó por la tarde, a tiempo de mostrar un cielo limpio para la gran apertura del Congreso en la Plaza de los Héroes.
Después de la lectura de la bula pointificia y el intercambio de discursos del Príncipe Primado de Hungría, el Cardenal Serérdi y el Ministro Höman, el Cardenal Eugenio Pacelli, Legado Papal, dirigió un discurso en lengua húngara, dirigiéndose al Congreso Eucarístico y a María, Patrona de los Húngaros, sintetizando la historia cristiana húngara, baluarte católico, ante los musulmanes.
Las sesiones se abrieron el día jueves en la sala de la plaza Vigadó-ter y su epílogo fue el discurso del conde José Dalla Torre, Director de L'Osservatore Romano, quien después de haber puesto en relación la presencia real, pero invisible, de Jesucristo en la Eucaristía, y su presencia visible en Su Vicario, el Papa, se preguntaba en qué oscuridad se encontraría el mundo sin la luz de la Eucaristía y sin el Papa.

Aunque el mal tiempo parecía dispuesto a interrumpir la celebración, era mayor la fuerza de los congresistas por realizar la estación de adoración a Jesús vivo en la Hostia; a tal grado que uno de los organizadores declaró: "...el mal tiempo no podrá destruir el fruto abundante de Hungría, la cual desde hace un año ha intensificado su vida espiritual, renovada en la Eucaristía".

En el dilatado Campo del Mileno o Plaza de los Héroes se erigió un monumento a Jesús Eucaristía, inspirado en el baldaquino de la Basílica de San Pedro. Ese día, jueves de la Ascensión, comulgaron ciento cincuenta mil niños y jóvenes, y ciento sesenta mil adultos, lo hicieron por la noche, durante la vigilia de adoración nocturna. En la Catedral de San Esteban, esa mañana, el Cardenal Legado dirigió un elocuente discurso, asistido por el Abad Benedictino de Pannohalma y el Obispo Hielen, de Namur.

Respecto a los idiomas, el oficial para los clérigos fue la lengua latina. En las asambleas nacionales la lengua era de la respectiva nación. En las asambleas generals la lengua húngara fue la oficial; pero el lenguaje común fue el de la Fe y el de la Caridad.
Los cinco días del Congreso hubo asambleas nacionales y generales con respectivas celebraciones eucarísticas; algunas con argumentos especiales:
"Gratitud de los representantes de las letras y ciencias por la Eucaristía"
"La Eucaristía, vínculo de Caridad en las Misiones"
"La Eucaristía, vínculo de Caridad en la familia" (expuesto por el Jefe de Gobierno húngaro, Béla Imrédi.
"Eucaristía y la unidad de la Iglesia"
Otros notables exponentes fueron el estadounidense Giuseppe Scout, y por Italia, el Presidente de la Acción Católica, Comm Vignoli.
Se incluyó en este Congreso, una asamblea internacional misionera, la cual tuvo por sede el aula del Círculo Católico Central, bajo la conducción del Cardenal Hinsley. En ella disertaron don Ricaldone, superior General de los Salesianos, y el ilustre converso noruego, profesor Lars Eskeland.
En la asamblea italiana, intervino el Senador Cavazzoni con el tema: "La Eucaristía, vínculo de caridad en la sociedad y en las mutuas relaciones entre las clases y entre las naciones". También se recordó a la Hungría, cuna de santos: San Esteban Rey, con su esposa la beata Gisela, hermana de San Enrique II Emperador; el hijo de aquéllos, San Emerico, modelo de pureza, San Ladislao, Santa Elizabeth y Santa Margarita.
La víspera de la clausura, se tuvo una imponente procesión naval, a cargo de los jóvenes. El ostensorio con la Santa Hostia recorrió el Danubio en la proa de una nave, en la que también viajaban los Cardenales y los Obispos participantes del Congreso, mientras que el pueblo, tal vez medio millón de personas, aclamaba el paso de la Eucaristía. Al llegar a la Plaza de los Héroes se impartió la bendición con el Santísimo Sacramento y se escuchó con gran emoción el mensaje radiofónico del Papa Pío XI


Los trabajadores, uniformados, formaban una gigantesca cruz y eran asistidos por los RR.PP Bangha y Csávossy, jesuitas, con meditaciones y oraciones. A media noche comenzó la Misa, celebrada por el Cardenal Gomá y Tomás, Arzobispo de Toledo y Primado de España. Más de trescientos presbíteros distribuyeron la Sagrada Forma. No pocos de los presentes pidieron de todo corazón al Señor, abriera para Europa la senda de la paz, como tanto lo necesitaba ese continente, ya en vísperas de la II Guerra Mundial.
El Congreso concluía para los visitantes, pero se prolongaba para los húngaros, pues el lunes 30 de mayo de ese año, celebraban el noveno centenario de la muerte de San Esteban y la proclamación, hecha por él mismo en su lecho de muerte, de consagrar a María como Patrona de Hungría. Ese día, declarado por ley fiesta nacional, el Cardenal Pacelli, en la Catedral de San Esteban Rey, recordó con cuán justo título los fieles húngaros han sido llamados "Fieles Caballeros de la Cristiandad".

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #11. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Págs.25-28.
Imágenes: Web.Imágenes en b/n: LAVENA, Massimo e Fabrizio Stinellis. Imágenes de los Congresos Eucarísticos Internacionales, de 1926 a 2000. Centro Televisivo Vaticano y Filmoteca Vaticana. 2004. DVD