[Jn 6, 35]

«Yo soy el pan de vida.»

[Jn 6, 50]

«Este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.»

[Jn 6, 51]

«Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo.»

[Jn 6, 53]

«Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.»

[Jn 6, 54]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.»

[Jn 6, 55]

«Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.»

[Jn 6, 56]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.»

[Jn 6, 57]

«Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.»

[Jn 6, 58]

«Este es el pan bajado del cielo.»

domingo, 31 de enero de 2010

Angulema, 1904




El XV Congreso Eucarístico Internacional
20 al 24 de septiembre de 1904.


La ciudad de Angulema, situada al oeste de Francia, en el departamento de Carente, del cual es capital, considerada antaño como un baluarte calvinista, fue elegida para servir de sede a un C.E.I.
Asistieron veintitrés cardenales, treinta y dos Arzobispos, ciento treinta Obispos, setecientos Presbíteros y mil seiscientos laicos, todos bajo la presidencia del Cardenal B. Langenieux, Arzobispo de Reims, quien lo había sido ya en seis anteriores Congresos.
Recién ocupaba entonces la silla apostólica San Pío X, el Papa de la Eucaristía, quien siguió muy de cerca los preparativos y la realización del suceso, según el mismo lo declara, en carta suscrita al obispo de ese lugar, animándolo a vencer la animadversión de los opositores:
"En cuanto a aquellos que, en particular, se atreven a mostrarse hostiles a la Eucaristía, concédeles el ejemplo del sentido religioso, de la unanimidad en la caridad, tanto en palabras como por el ejemplo de las obras, para que podáis atraer más almas a testimoniar su veneración al Santísimo Sacramento y a amar este alimento divino."
Como circunstancia peculiar de esta asamblea, un día completo de sesiones fue dedicado a la Asociación Católica de la Juventud.

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #5. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Pág.29.
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sábado, 30 de enero de 2010

Namur, 1902





El XIV Congreso Eucarístico Internacional
4 al 7 de septiembre de 1902.


Casi para concluir el año de 1901, fue relevado monseñor Doutreloux de la presidencia del Comité permanente para los Congresos Eucarísticos Internacionales, por monseñor Heylen, obispo de Namur, quien se empeñó en hacer de la ciudad capital de su diócesis la anfitriona de los delegados al XIV Congreso. Entre otras razones, adujo que era Namur, en Bélgica, la patria de San Norberto, el fundador de la Orden de los Premostratenses, uno de cuyos carismas es la adoración de la Sagrada Eucaristía.
El representante personal del Papa fue el arzobispo de Malinas, monseñor P. L. Gossens, quien, al lado de dos cardenales, dieciocho arzobispos y obispos y una gran cantidad de fieles de todo el mundo, tomaron parte en la estación eucarística universal, con tal entusiasmo que el Papa León XIII, emocionado por los frutos del Congreso, afirmó: "El pueblo belga debe ponerse en primer lugar cuando se hable del culto de los pueblos por la Sagrada Eucaristía."
La ciudad, de 31,000 habitantes, revistió de motivos eucarísticos sus iglesias y edificios públicos, sirviendo las instalaciones del colegio jesuita como sede para los congresistas
La clausura del Congreso, el domingo 7, fue una procesión que, partiendo de la Catedral a las 11:50 hrs. regresó a ese lugar a las 17:30, y fue seguida de unos treinta mil participantes. El ostensorio con el Santísimo lo trasladaron, alternándose para ello, Monseñor Granito de Belmonte, nuncio apostólico y el cardenal legado.
La bendición se impartió desde la cumbre de la escalinata catedralicia a una muchedumbre extática, en silencioso recogimiento, que hizo a la prensa exclamar, al comentar horas después el incidente: "¡Cuánto ha cambiado nuestro espíritu en 18 años!. Sí, es verdad, ha cambiado mucho, pero para el bien nuestro, porque por el contrario del espíritu liberal, egoísta e intolerante, reina en Bélgica el espíritu católico, cristiano, el verdadero espíritu tolerante que permite expresar liberemente el amor a Jesús Eucaristía."

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #4. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Págs.27-28.
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viernes, 29 de enero de 2010

Angers, 1901





El XIII Congreso Eucarístico Internacional
4 al 8 de septiembre de 1901.


El siglo XX fue puesto bajo los auspicios de la Sagrada Eucaristía en Angers, la localidad francesa donde se originó, en el siglo XI, la herejía de Berengario, según la cual no hay presencia real de Cristo en este Sacramento.
Fue un apoteótico acto de desagravio, el que se realizó ahí, actuando, por tercera ocasión, como legado papal monseñor B. Langenieux, acompañado por quince arzobispos y obispos.
En este Congreso hizo acto de presencia, por vez primera, la Asociación Católica de la Juventud Francesa, destinada durante ese siglo a dar gallardas muestras de fe y valor cristiano en Francia y en el mundo, razón por la cual los temas expuestos durante la asamblea se ocuparon no poco de esta naciente corporación. Los laicos tomaron parte activa en la disertación del almirante francés De Cuverville, quien expuso lo que Francia ha sido gracias a la Eucaristía.

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #4. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Pág.27.
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jueves, 28 de enero de 2010

Lourdes, 1899




El XII Congreso Eucarístico Internacional
7 al 11 de agosto de 1899.

El último Congreso del siglo XIX tuvo lugar nuevamente en Francia, en la pequeña población de Lourdes, también llamada ciudad de María. Actualmente, esta pequeña localidad del sur de Francia, con apenas 15 mil habitantes, es el segundo lugar de peregrinación católica, después de Roma. También, la segunda ciudad turística de Francia, siguiendo a París, con 270 hoteles a disposición del peregrino. Seis millones de personas la visitan cada año.
El Papa León XIII, en carta dirigida a monseñor Doutreloux en las vísperas del suceso, augura los mejores resultados de esa asamblea:
"Hace ya casi medio siglo que, en la ciudad de Lourdes, la bienaventurada Virgen, Madre de Dios, manifestó de la manera más admirable, a favor de las desgracias de todo el género humano, la presencia de su poderosa intercesión y la ternura de su maternal cuidado. También, desde hace mucho tiempo y para gozo incomparable de Nuestro corazón, hemos sabido que la devoción de los fieles hacia el Santísimo Sacramento del altar, ha adquirido altísima estima, allí mismo testimoniada por las solemnes procesiones y por la admirable frecuencia de la comunión recibida."
El Papa encomendó el Congreso a la Santísima Virgen, pues, según sus palabras, ..."si la Madre de Dios atrae hacia sí a los hombres por sus beneficios y por su dulcísima caridad, no les atrae sino para conducirlos inmediatamente a Jesús..."
Ocho cardenales, nueve arzobispos y más de cincuenta obispos, procedentes de todo el mundo, se dieron cita en ese Congreso, a quienes se añadieron miles de peregrinos en siete grandes peregrinaciones de fieles procedentes de varias partes de Europa.
Intervino en calidad de legado papal el cardenal B. Langenieux, arzobispo de Reims, quien tambien desempeñó el mismo oficio en el de Jerusalén y quien unía a una profunda espiritualidad eucarística, la no menos acendrada adhesión a María.
Los resultados de esta asamblea fueron satisfactorios, según lo sostiene el propio León XIII, debido al "...ardiente celo de los obispos y de los fieles que en él participaron y la protección de la Santísima Virgen María, bajo cuyo auspicio fue celebrado el Congreso..."

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #4. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Págs.25-26.
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miércoles, 27 de enero de 2010

Bruselas, 1898


El XI Congreso Eucarístico Internacional
13 al 17 de julio de 1898.

Bélgica, la nación del Corpus Christi, bullía, a fines del siglo XIX en iniciativas y fecundas obras a cargo de diversas asociaciones dedicadas a honrar al Santísimo Sacramento.
En Bruselas, tuvo lugar el más espléndido de los Congresos del siglo XIX, pues en él se acreditaron 3975 delegados, bajo la presencia de Monseñor Doutreloux, obispo de Lieja y del legado pontificio, cardenal Vicenzo Vannutelli, Prefecto de la Congregación del Concilio. También se dieron cita catorce purpurados, dieciocho obispos, dos superiores generales de órdenes religiosas, treinta prelados de honor, cuatro mil religiosos de todos los institutos de vida consagrada, una multitud de clérigos seculares y miles de adoradores del Santísimo Sacramento.
Entre las disertaciones presentadas durante el Congreso, destacó la del brillante historiador Godofredo Kurth, "La Eucaristía, principio inspirador del arte cristiano", cuyo planteamiento aborda la intensa producción musical hecha a partir de los textos del ordinario de la Misa.
Este Congreso se comprometió a desarrollar efusivamente el culto a la Eucaristía y a una renovación de vida eucarística.

Las sesiones.
Por primera vez, en esta asamblea participaron mujeres, en cuyas reuniones se trató de la asistencia frecuente a la Eucaristía, la adoración mensual al Santísimo, la comunión como fuerza reparadora, la preparación de los niños a la primera comunión, la necesidad de velar para que los familiares cumplan el precepto pascual y la acción de la mujer en la sociedad.
En las asambleas generales se presentaron muy elocuentes discursos, tales como el pronunciado por el cardenal Goossens, arzobispo de Malinas, y el del legado papal. Mientras el Prior de la Abadía de San Anselmo, Lorenzo Janssens, describió la condición imperante en las asociaciones y obras católicas en Italia, luego de la aplicación de las disposiciones del gobierno anticlerical. En contraste, el obispo de Andana y de Tarso, expuso la efusión del culto a la Eucaristía en el mundo; monseñor Radini Tedeschi, por su parte, exaltó la solicitud de la Iglesia hacia los pobres en Roma. Muy elocuentes fueron también los discursos de los obispos de Cahors y de Birmingham e intervino también el más destacado, el orador sagrado de su tiempo: el padre Vermersch, apóstol de la acción social belga, quien resaltó el compromiso social emanado de la Eucaristía.
Los laicos fueron representados por el señor Helleputte, quien expuso el triunfo de la Eucaristía en el decurso de los siglos; el conde Verspeyen, decano de la prensa belga, se refirió al Sacramento del Altar como la fuente de la cual brotan la concordia y la caridad. Finalmente, el abogado Alessandro Braun, director de los Operarios Católicos de Bélgica, aludió a la necesidad de ajustar un modelo cristiano creíble para un mundo escéptico, que centre su atención y afecto en la Eucaristía.
Las cuestiones particulares fueron ventiladas en dos comisiones de laicos y una de clérigos, a ésta se le confió el oficio de revisar el contenido de los temas expuestos. Las ponencias fueron impertidas en dos modalidades: una, dedicada al clero, que abordó la importancia de las ciencias sagradas para el ministerio sacerdotal, el dogma eucarístico y la necesidad de corregir los abusos en la terminología relativa al Santísimo Sacramento; otra fue de laicos, comisión en la cual se ventilaron las manifestaciones de la piedad eucarística y las cuestiones relativas a la educación cristiana y el apostolado. Mucho se habló durante estas sesiones en torno al establecimiento y difusión de la Adoración Nocturna del Santísimo Sacramento; de la incorporación exenta de gravamen a los pobres deseosos de agregarse a las confraternidades eucarísticas. También se habló de las numerosas obras dedicadas a la educación cristiana de los niños y de los jóvenes, cuya presencia fue tan notoria, al grado que Monseñor Doutreloux calificó el Congreso con el título de Congreso de las Obras Católicas de la Juventud. La sección clerical reflexionó acerca de los actos de pública adoración al Santísimo y su desarrollo contemporáneo, del arte sacro en la Liturgia y de historia de la Iglesia.
En las conclusiones del Congreso, a cuyas deliberaciones asistieron más de ochocientos estudiantes de la Universidad de Lovaina, se depositó la simiente de una multitud de obras eucarísticas.

Todo Bruselas se volvó a las calles y plazas para presenciar las magnas celebraciones religiosas, y escuchar a tribunos tales como monseñor Cartuyvels, quien expuso el destino eterno del hombre a la luz de la Eucaristía; al religioso dominico Janvier, Prior del convento de Flaviguy, quien habló de la unión eucarística en la vida del hombre; el jesuita Coube, de la Casa de París, trató el tema de la acción social derivada del compromiso eucarístico como remedio de la crisis material y moral de los tiempos. Por último, el abad Lenfant, de París, disertó acerca de la grandeza del apostolado y del sacerdocio ministerial.
El acto de clausura del Congreso, convocó a diez mil almas, reunidas en la plaza mayor de Bruselas, donde el Cardenal legado impertió la bendición a los presentes.

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #4. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Págs.22-25.
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martes, 26 de enero de 2010

Paray-le-Monial, 1897



El X Congreso Eucarístico Internacional
20 al 24 de septiembre de 1897.

León XIII quiso que, en su décima versión, el Congreso tuviera como sede otro lugar simbólico para la cristiandad. Así lo expresó en correspondencia personal dirigida al Cardenal Perraud, obispo de Autun, Francia, el 29 de marzo de 1897:
Después de la ciudad de Jerusalén, no se puede escoger un lugar mejor para un Congreso Eucarístico que la ciudad de Paray-le-Monial. Allí, en efecto, es donde Jesucristo, que en la institución del Santísimo Sacramento había, por decirlo así, derramado en caudalosos ríos las riquezas de su amor, ha hecho brotar una nueva fuente de estas riquezas para repartirlas con mayor profusión, revelando el culto a su Corazón Divino, y de allí principalmente, por la cooperación de Margarita María, ha extendido su culto a la Iglesia Universal.
La sede fue, por lo tanto, la población de Paray-le-Monial, ubicada en el departamento de Saöneet-Loire, donde se alza el Santuario conmemorativo de las apariciones del Sagrado Corazón a santa Margarita María de Alacoque.
Los temas del Congreso fueron tres: la enseñanza eucarística, el culto a la Eucaristía y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Participaron 676 congresistas acreditados, seis de ellos cardenales, siete arzobispos y treinta y ocho obispos.
La asamblea se inauguró en la basílica del Sagrado Corazón. Uno de los temas que más repercusión tuvo fue el relativo a la Comunión de los niños, tratado con tal pericia que sirvió de sustento doctrinal al decreto Quem Singulari. También fueron notables los discursos acerca de la devoción del Corazón Santísimo.
La procesión de clausura del Congreso, en pos del Santísimo Sacramento, se desarrolló en el interior del Monasterio de Santa Margarita María. El 24 de septiembre los congresistas retornaron a sus lugares de origen con el ánimo henchido de amor al Sagrado Corazón bajo el velo de las especies de pan y de vino.
En menos de veinte años, la nueva modalidad de los Congresos Eucarísticos Internacionales restituía a la Sagrada Eucaristía su lugar central en la piedad y devoción del pueblo creyente, al tiempo que acercaba más y más las conciencias de los cristianos a la solidaridad fraterna, que no es otra la proyección de la Eucaristía en la vida del pueblo de Dios.

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Fuente:
CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #3. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Págs.28-29.
Imàgenes: Web.

lunes, 25 de enero de 2010

Reims, 1894



El IX Congreso Eucarístico Internacional
25 al 29 de julio de 1894.

Para la novena edición del Congreso, fue elegida como sede una ciudad francesa: Reims (en aquel entonces capital de la región de Champaña-Ardenas), situada al noreste del país, célebre por la calidad de sus vinos y su catedral del siglo XIII, lugar de origen del Papa Urbano II, quien dio inicio al movimiento de las Cruzadas. Poniendo así de manifiesto el simbolismo de comenzar una Cruzada nueva, ésta vez por la Eucaristía.
En ella se dispuso, en un ambiente de estudio y oración, el análisis y los medios prácticos para aplicar las conclusiones del Congreso de Jerusalén: unir a todas las Iglesias cristianas por medio de la Eucaristía.
Un tercio de las deliberaciones de los congresistas se emplearon en esta cuestión: el Oriente y la Eucaristía, sobre todo por la celebración eucarística en diferentes ritos, que tanto impactó a los asistentes y las disertaciones teológicas que expusieron la cabal similitud con la doctrina eucarística latina.
Una de las conclusiones del Congreso de Reims fue afirmar que la Eucaristía es el centro de toda vida cristiana del dogma y de la moral. Fueron 612 los congresistas, muchos de ellos peritos teólogos de las Iglesias de Oriente.

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Fuente:
CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #3. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Boletín Págs.26-27.
Imágenes: Web

domingo, 24 de enero de 2010

Jerusalén 1893.



VIII Congreso Eucarístico Internacional
14 al 21 de mayo de 1893.

Tierra Santa: Un inicio difícil

El Congreso celebrado en Jerusalén, impactó al mundo, incluyendo a los no cristianos. Para su realización fue necesario abatir grandes obstáculos. La antigua Sión, enclavada en el corazón de Palestina, en ese tiempo territorio dominado por el Imperio Otomano, es la sede histórica de las religiones monoteístas judía, cristiana y musulmana.
El Papa León XIII deseaba que el lugar donde Jesucristo instituyó el sacramento de la Eucaristía, sirviera de Statio Orbis a fin de promover la unidad de fe y comunión entre las comunidades cristianas divididas y establecer puntos de contacto y afinidad con los grupos religiosos monoteístas. El representante del Santo Padre fue monseñor Langenieux, cardenal arzobispo de Reims, quien fungió como Legado Pontificio.
La mayor resistencia a la celebración del Congreso provino de los cristianos, cuyos representantes ocupan el principal santuario local, el Santo Sepulcro: católicos, nestorianos caldeos, eutiquianos coptos, jacobitas sirios y los armenios monotelitas. Los cristianos que en Oriente se dan el título de Ortodoxos tienen ahí la sede del Patriarcado Griego y gozaban de gran prestigio político y religioso en la región por aquellos años, sin contar con una notable respresentación de grupos protestantes ingleses, alemanes, suizos y estadounidenses, quienes sotenían colonias en la Tierra Santa.
La jerarquía ortodoxa fue la primera en protestar, interpretando el envío de un Cardenal Legado del Papa para presidir el Congreso como una provocación, como una cruzada orquestada por Roma para arremeter contra las Iglesias Orientales. Sin embargo, León XIII instruyó a su Secretario de Estado, el cardenal Rampolla, para comunicar al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, que el objetivo del Congreso no prentendía rebasar las Fronteras de la piedad.
Allanado el camino, cientos de peregrinos procedentes de Marsella, Brindis y Nápoles, desembarcados en el puerto de Jaffa, se diseminaron por los Santos Lugares los días previos a la asamblea de Jerusalén. Algunos obispos, muchos presbíteros y cientos de fieles laicos gozaron de las atenciones de las autoridades turcas, instruidas por el Sultán para procurar el máximo orden y respeto a los peregrinos.
La recepción en Jerusalén del Legado Papal, prevista para el 15 de mayo, vigilia de la apertura del Congreso, fue todo un acontecimiento en el que participaron desde un pabellón preparado para el caso, el Patriarca latino monseñor Plavi y los obispos latinos y orientales católicos junto con monseñor Gregorio Juseff, Patriarca de los griegos melquitas y el obispo de los jacobitas. Recibidos los honores de su alta representacióna, el cardenal legado, montando una mula blanca, debidamente enjaezada, hasta la basílica del Santo Sepulcro, seguido por una muchedumbre incontable de peregrinos.




Apertura del congreso
El día 17, flanqueado por los representantes de las Iglesias de Oriente y Occidente, el legado pontificio abrió su discurso con estas palabras que se granjearon la voluntad del auditorio:
Si me preguntáis, como una vez los ancianos de Belén a Samuel: "¿Es de paz tu venida?", delegado como soy de aquel que la historia llamará el gran pacificador de los tiempos modernos, os responderé como Samuel: "Es de paz. He venido a ofrecer sacrificios al Señor; santificaos y venid conmigo para que ofrezca la víctima". Yo vengo a invitaros a dar gloria a Dios en el Santísimo Sacramento del Altar y deciros la paterna solicitud de León XIII por estas nobles Iglesias que conservan sobre la tierra de Oriente las santas tradiciones del pasado: ¡Gloria Deo! ¡Pax hominibus!".
El Cardenal Langenieux explicó que en su persona el sucesor de Pedro rendía homenaje al Oriente cristiano a través del sacramento de la Eucaristía: Mi misión no es de diplomacia ni de polémica, sino de llevar al Oriente una obra de piedad y de adoración al Santísimo Sacramento, dijo. No podía omitir en su discurso una clara referencia a las luchas sostenidas por los cristianos orientales para conservar la pureza del dogma, la celebración de los primeros concilios ecuménicos, todos ellos realizados en el Oriente; el patrimonio de los Santos Padres orientales, de los artífices de la historia eclesiástica y de las ciencias sagradas, sin excluir el testimonio de sangre de los mártires. Repitiendo palabras textuales del Papa, el Legado concluyó diciendo: ¡Oh! ¡Como son estimadas las Iglesias de Oriente! ¡Cuánto admiramos su antigüedad gloriosa y cuánto estaremos felices de verlas resplandecer de su primitivo esplendor!
En respuesta al anterior mensaje, el Patriarca de los griegos melquitas dijo que si bien la comunión con la Iglesia de Cristo se alcanza en el banquete de la Eucaristía, la plena unidad...sólo se puede alcanzar en unión con la Santa Sede. Además de ello, en la argumentación de su discurso demostró la uniformidad de credo entre las Iglesias de Roma y Oriente acerca de la doctrina sobre la Eucaristía, tesis ratificada durante la siguiente intervención, a cargo del Patriarca Latino de Jerusalén, monseñor Pavi.



Desarrollo del Congreso
Durante los ocho días del Congreso, se celebró la Misa en el exuberante rito oriental, utilizándose los idiomas eslavo y árabe, también la hubo siguiendo los ritos sirio, maronita, armenio y etíope. Mucho impactó la intervención del Cardenal Legado, haciendo uso del Pontifical griego.
Los discursos pronunciados durante el Congreso abundaron en la plena consonancia que hay entre la Iglesia Oriental y la romana en lo tocante al dogma del Sacramento de la Eucaristía. Monseñor Geraigiry hizo una estupenda exposición de la liturgia griega de San Basilio y de San Juan Crisóstomo, Monseñor Debs, Arzobispo de Beirut, expuso el aspecto dogmático de la liturgia caldea, siria y maronita, llegando a la conclusión de la armonía con la doctrina católica sobre la Eucaristía. Otros eclesiásticos orientales hablaron sobre el dogma de la transubstanciación y la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Después de tal sustento de doctrina, las manifestaciones de afecto y cordialidad entre orientales y occidentales hizo visible la comunión en Cristo Eucaristía.
En esa dirección, la ponencia del reverendo padre Michel, de los Misioneros de África, entonces rector del Seminario griego melquita de San Joaquín y Santa Ana en Jerusalén, demostró el gran interés del Romano Pontífice por conservar el rico legado de los ritos orientales.
El Congreso concluyó el domingo de Pentecostés, 21 de mayo. En el discurso de clausura, el Cardenal Legado sintetizó la obra del Congreso jerosolimitano, demostrando cómo se renovaba ese día la efusión del Espíritu Santo sobre su Iglesia con ocasión del Congreso, al que habían acudido representantes de todas las naciones y las lenguas, de gran variedad de ritos, naciones y costumbres, pese a lo cual reinó la más perfecta armonía y aún subordinación para el representante papal. Como en los tiempos apostólicos, sentíase la unidad de la fe, la concordia de la caridad y la perseverancia en la fracción del pan. Puedas tú, oh tierra de Oriente -dijo el Cardenal-, recuperar tu antiguo esplendor y tu fecundidad maravillosa, pero sobre todo, acepta la bendición que te doy y que en nombre de aquel Dios, que dispensa todos los bienes, me ha confiado para ti el Pontífice,...el inmortal León XIII.

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Fuentes:
CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Boletín Págs.23-26.
Imágenes: web.

sábado, 23 de enero de 2010

Amberes 1890





El VII Congreso Eucarístico Internacional
16 de agosto de 1890

La ciudad de Amberes, que fuera en el siglo XVI el centro económico y financiero más importante de Europa, fue el punto de reunión del séptimo Congreso, presidido por monseñor Gossens, arzobispo de Malinas..
Amberes, es un importante puerto fluvial, situado en la orilla derecha del río Escalada y a 88 kilómetros del mar del Norte. Su estratégica ubicación le ha favorecido desde antiguo como centro de exportación de la industria belga, de gran parte de la del norte de Francia y de Renania. Sobresalen por la calidad de su trabajo, los talleres de corte y talla de diamantes.
El Cardenal Goznes representó a monseñor Mermillod, ausente por su menguada salud.
La Asamblea tuvo por sede el Colegio de los religiosos de la Compañía de Jesús, en esa ciudad.
Entre los prelados que asistieron se contaban dos Cardenales, el Nuncio de Su Santidad en Bruselas y doce arzobispos y obispos. Los congresistas acreditados fueron mil cuatrocientos.
Contra la costumbre seguida en los anteriores Congresos, este se inauguró con una procesión por las calles de la ciudad, pues siendo el domingo posterior a la solemnidad de la Asunción de María a los cielos, se quiso unir el Congreso a una multitudinaria y antigua tradición, a la que se dio cita la ciudad en pleno en un acto apoteótico y masivo.

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Fuentes:
CASAS Aurelio. "Los Congresos Eucarísticos Internacionales de 1882 a 1894". Boletín Informativo XLVII Congreso Eucarístico Internacional #2. Guadalajara 2003. Págs. 14-15.
http://es.wikipedia.org

viernes, 22 de enero de 2010

París 1888






El VI Congreso Eucarístico Internacional
2 al 6 de julio de 1888

La sexta Asamblea fue encabezada por el cardenal Richard, arzobispo de París
Fueron mil ciento dos participantes a deliberar en el Congreso, entre ellos dos cardenales y muchos obispos.
La inauguración se realizó en la catedral de Notre Dame, presidida por el fraile dominico Monsabre, quien logró conmover a los casi diez mil asistentes con su discurso La realeza de Jesús en la Eucaristía.
Entre los acuerdos asumidos por esta asamblea, destaca la afirmación de ser el culto eucarístico en sus distintas expresiones, especialmente en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, la cumbre de todas las prácticas y devociones de la Iglesia, tesis que redondearía ochenta años después el Concilio ecuménico Vaticano II, refiriéndose al sacrificio eucarístico.
La ceremonia de clausura consistió en una magnífica procesión a Montmartre.
La presidencia del Comité Permanente, recayó después de este Congreso en la persona del Cardenal Mermillod, obispo de Lausana y Ginebra.
* * *

Fuentes:
CASAS Aurelio. "Los Congresos Eucarísticos Internacionales de 1882 a 1894". Boletín Informativo XLVII Congreso Eucarístico Internacional #2. Guadalajara 2003. Págs. 13.14.
http://es.wikipedia.org

jueves, 21 de enero de 2010

Toulouse 1886





El V Congreso Eucarístico Internacional
20 al 25 de junio de 1886

Monseñor Despréz, cardenal arzobispo de Toulouse, aceptó organizar y presidir en su sede episcopal la quinta versión del Congreso, que se desarrolló en esa ciudad, localizada a orillas del río Gaona.
De origen celta, antigua capital del Languedoc, incorporada a Francia en el siglo XIII, era Toulouse a la fecha del Congreso un gran centro comercial e industrial.
En esta ocasión, setecientos siete Congresistas, incluyendo a dos Cardenales y siete obispos, participaron del acontecimiento calificado como espléndido.
Cabe destacar el ambiente de franca hostilidad gubernamental, dado que las autoridades se empeñaron es evitar que la asamblea se realizara; aunque la oposición y resistencia de los católicos franceses tuvo éxito, consiguiendo superar toda suerte de dificultades y trabas.
El Congreso fue clausurado en la basílica de Lourdes, construida apenas diez años antes. Acudieron tres mil peregrinos, guiados por más de mil sacerdotes.
A partir de este Congreso se determina que un miembro del Sacro Colegio Cardenalicio sea su presidente y que la celebración tenga lugar cada dos años.
* * *

DATOS:
* En Toulouse se encuentra sepultado Santo Tomás de Aquino.
* Es denominada Ciudad Rosa debido al color de los materiales con que están construidos los edificios y monumentos.
* En el año del Congreso en el Santuario de Lourdes se cumplían 28 años de las apariciones de la Virgen María a Bernardette Soubirous, mismas que obtuvieron su aprobación eclesiástica en el año 1862.
* Lourdes dista de Toulouse aproximadamente 173km.

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Fuentes: 
CASAS Aurelio. "Los Congresos Eucarísticos Internacionales de 1882 a 1894". Boletín Informativo XLVII Congreso Eucarístico Internacional #2. Guadalajara 2003. Pág. 13.
http://es.wikipedia.org

miércoles, 20 de enero de 2010

Friburgo 1885





El IV Congreso Eucarístico Internacional
1885

Después de los resultados positivos, los organizadores creyeron oportuno abrir el Congreso al ecumenismo, acercándose, por vez primera, a una ciudad de minoría católica*, según lo dispuso el Presidente de dicho Congreso, monseñor Mermillod, Obispo de Ginebra.
La localidad suiza de Friburgo, está emplazada en uno de los meandros del río Sarine y es capital del cantón de idéntico nombre. Sede actual de la Diócesis Lausana-Ginebra-Friburgo, los patrones de la ciudad son San Nicolás de Bari (cuyo nombre lleva la catedral) y Santa Catalina.
La economía de Friburgo es mixta: agrícola e industrial; siendo célebres en ella sus quesos y chocolates, su catedral data del siglo XIII (Construida entre 1182 y 1490, la torre principal mide 74mts de altura y conlleva una escalera compuesta por 365 escalones). La ciudad también cuenta con una importante Universidad (fundada en 1889), que es la única institución educativa católica de este nivel en Suiza.
Al Congreso asistieron seiscientos cuarenta delegados, entre ellos diez arzobispos y obispos y los representantes de seis Cardenales; un buen número, si se considera que la población es pequeña.
En el acto de clausura, los asistentes, unos veinte mil, ante la presencia solemne del Santísimo Sacramento, proclamaron a Jesucristo Rey de la sociedad.

* Nota: En la actualidad, la población se declara mayoritariamente Católica.
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Fuentes:

CASAS Aurelio. "Los Congresos Eucarísticos Internacionales de 1882 a 1894". Boletín Informativo XLVII Congreso Eucarístico Internacional #2. Guadalajara 2003. Pág. 12.http://es.wikipedia.org

martes, 19 de enero de 2010

Lieja 1883





El Tercer Congreso Eucarístico Internacional
5 al 10 de junio de 1883

La tercer Asamblea tuvo como sede la ciudad de Lieja, en Bélgica, donde inicialmente debió celebrarse el primer Congreso.
La importancia de este Congreso reside en la exaltación del culto eucarístico en la venerable ciudad que vio nacer y morir a la religiosa agustina santa Juliana de Mont-Cormillon (1193-1258), a cuyo empeño e iniciativa, el 8 de septimebre de 1264, seis años después de su muerte, mediante la bula Transiturus de hoc mundo, el Papa Urbano IV hizo universal la solemnidad del Corpus Christi.
Es Lieja una ciudad industrial, emplazada en las riberas del río Mosa, favorecida por la naturaleza con importantes yacimientos de carbón mineral, sustento de factorías siderúrgicas y metalúrgicas donde se confecciona el acero belga, de fama mundial. También es capital de la provincia del mismo nombre, y cuenta con una de las Universidades más antiguas de Europa, en cuyas aulas sesionaron los mil trescientos veintiséis obispos, siete abades mitrados y los representantes de diesciséis miembros del Sacro Colegio Cardenalicio, presididos por monseñor Duquesnoy, arzobispo de Lieja.
En el acto de clausura del Congreso participaron trescientos sacerdotes, junto a una abigarrada multitud de seglares de Francia, Inglaterra, Suiza y Estados Unidos, principalmente.
Como hecho notable de este Congreso, participaron en sus deliberaciones catedráticos de las principales Universidades católicas, entre ellos una eminencia: el profesor Godofredo Kurth.
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Fuente:
CASAS Aurelio. "Los Congresos Eucarísticos Internacionales de 1882 a 1894". Boletín Informativo XLVII Congreso Eucarístico Internacional #2. Guadalajara 2003. Pág. 11.

lunes, 18 de enero de 2010

Aviñón 1882




El II Congreso Eucarístico Internacional
14 al 17 de septiembre de 1882

El comité dispuso que el segundo Congreso se verificara en la antigua ciudad de Aviñón, memorable por haber servido como sede provisional del Pontificado de 1309 a 1378, y haber sido posesión de la Iglesia hasta 1791, fecha en la cual la Asamblea Nacional anexó este territorio a Francia.
Capital del departamento de Vaucluse, situada a orillas del río Ródano, Aviñón era, en las postrimerías del siglo XIX, un importante centro agrícola e industrial.
Allí sesionaron 452 congresistas, presididos por monseñor Harley.
La ceremonia de clausura consistió en una solemnísima procesión final, en la que participaron doscientos sacerdotes revestidos de ornamentos litúrgicos y seis mil adoradores del Santísimo Sacramento los cuales, en orden marcial y portanto cirios, inundaron las calles de la ciudad, flanqueados por una multitud compuesta por miles de fieles, puestos de hinojos al paso del Santísimo Sacramento.
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MILAGRO EUCARÍSTICO
El Milagro Eucarístico de Aviñón se dio lugar en la capilla de la Santa Cruz, sede de la Confraternidad llamada de los Penitentes grises, cuya institución remonta a los lejanos tiempos del piadoso Rey Luis VIII. Él mismo, con el fin de celebrar la victoria ante los herejes Albigenses, quienes negaban la presencia real de Jesús en la Eucaristía, había organizado un acto solemne de reparación, fijado para el 14 de septiembre de 1226, fiesta litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz. En el informe oficial, conservado hoy en día en la capilla de los “Penitentes grises”, se lee que el 30 de noviembre de 1433, mientras que el Santísimo Sacramento estaba expuesto en la pequeña capilla para la adoración pública, la ciudad de Aviñón fue sorprendida por una terrible inundación a causa del desbordamiento del río Ródano, porque en esos días habían caído lluvias torrenciales. En medio de la confusión general, Armand y Jehan de Pouzilhac-Farure, entonces la autoridad máxima de la Confraternidad, lograron llegar con gran fatiga, ayudados por una barca, a la capilla para así poder poner a salvo la custodia con el Santísimo Sacramento. Asomándose a las rejas de la entrada, para poder darse cuenta de la situación, observaron que el agua había superado casi seis pies dentro de la iglesia, pero extrañamente vieron que el agua se encontraba dividida a derecha e izquierda del altar, donde el Santísimo Sacramento estaba expuesto, formando dos paredes que dejaban el altar con la Custodia protegidos y secos.
La noticia del Milagro se difundió rápidamente y todo el pueblo y las autoridades acudieron al lugar entre cantos de alabanza y de agradecimiento al Señor. Centenares de personas fueron testigos de este Milagro. Poco después, la Confraternidad de los Penitentes grises decidió que el aniversario del Milagro fuese celebrado en la capilla cada año, el día de San Andrés Apóstol. Hasta hoy, cada 30 de noviembre, los hermanos de la confraternidad, se reúnen para celebrar la memoria del Milagro. Antes de la bendición del Santísimo Sacramento, entonan el Cantemus Domino, que es el cántico de Moisés, compuesto luego del paso del Mar Rojo: “Canto a Yaveh pues se cubrió de gloria …Al soplo de tu ira se apiñaron las aguas, se irguieron las olas como un dique… ¿Quién como tú, Yaveh, glorioso en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas?… Guiaste en tu bondad al pueblo rescatado”.(Exodo 15, 1-11).

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Fuentes: CASAS Aurelio. "Los Congresos Eucarísticos Internacionales de 1882 a 1894". Boletín Informativo XLVII Congreso Eucarístico Internacional #2. Guadalajara 2003. Págs. 10-11 (reseña).
http://www.universoliterario.net (milagro)

domingo, 17 de enero de 2010

Lille 1881



El Primer Congreso Eucarístico Internacional
28 al 30 de junio de 1881

Antigua metrópoli del Fandes francés y a la fecha capital del departamento de Nort, la ciudad de Lille es uno de los principales centros manufactureros de Francia. El señor Vrau, poseedor de talento innato para organizar actos masivos y ardorosa piedad eucarística, apoyado incondicionalmente por los fieles laicos de esa población, coordinó en un tiempo muy breve el encuentro.
El Congreso tuvo como sede la monumental aula conocida como Casa de Alberto el Grande, en la Universidad Católica de Lille. Asistieron 363 delegados de siete países:

Francia
Bélgica
Italia
España
Austria
Chile
México

El Obispo auxiliar de Cambri, Monseñor H. Monnier, presidió los actos y coordinó las sesiones de trabajo. Como legado pontificio actuó el Cardenal Ruggieri. Buena parte de los asistentes eran sacerdotes y religiosos, pero también muchos laicos, que pudieron participar activamente en seis sesiones especiales de estudio.
En las asambleas de los dos primeros días, sostenidas por la tarde, participaron más de mil asambleístas.
A la procesión eucarística, momento cumbre del Congreso, asistieron más de 4000 fieles y si el número no fue mayor, ello se debió a la prohibición estatal de salir a las calles, por lo que debieron realizarse en el interior de las iglesias de de más capacidad en la ciudad.
Al ser enterado de las actividades, el Papa León XII, escribió a los organizadores: Queridos hijos, lleven adelante la Obra y continúen buscando nuevos miembros. ¡Propaguen el fuego celeste que Cristo ha traído a la tierra y que quiere encender por medio de la Eucaristía!
Uno de los acuerdos tomados en ese primer Congreso, fue repetirlo cada año, eligiendo, a ser posible, en una ciudad que destacara por un hecho histórico o milagroso relacionado con la Eucaristía o bien, un lugar donde fuera conveniente aumentar de la fe y el culto al Santísimo Sacramento. Al efecto se formó un comité permanente, siendo su primer presidente monseñor De la Boulliere, Obispo coadjuntor de Burdeos.

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Fuente:
CHAVEZ Ramírez Alonso. "Origen y desarrollo histórico de los Congresos Eucarísticos Internacionales". Boletín Informativo XLVII Congreso Eucarístico Internacional #1. Guadalajara 2003. Págs. 31-32.