[Jn 6, 35]

«Yo soy el pan de vida.»

[Jn 6, 50]

«Este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.»

[Jn 6, 51]

«Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo.»

[Jn 6, 53]

«Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.»

[Jn 6, 54]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.»

[Jn 6, 55]

«Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.»

[Jn 6, 56]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.»

[Jn 6, 57]

«Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.»

[Jn 6, 58]

«Este es el pan bajado del cielo.»

sábado, 8 de junio de 2013

Nueva Web del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales.


Amparado todavía bajo los colores manejados por Dublín 2012 y ¿porqué no decirlo? el mismo diseño gráfico empleado para la página oficial del 50° CEI, el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales está estrenando portal Web con dominio Vaticano:


Por el momento sólo ofrecen información en idioma italiano; sin embargo, tras ir a dar un paseo rápido para curiosear, considero que la página nueva ha sido un gran adelanto a la web anterior (ubicada dentro del portal del Vaticano en la sección "Comités Pontificios"). La imagen es sencilla y práctica y la información está mejor clasificada y es más fácil de localizar.

Una de las secciones más relevantes es, por supuesto, la de "actualidad" o noticias, y me emociona porque ahora sí contaremos con un boletín de primera mano y noticias frescas, aunque no frecuentes, por supuesto. Otra mejora es que, ahora sí, ofrecen información sobre los Congresos Eucarísticos Nacionales que se llevan a cabo en los diferentes países (¡se acabaron los rastreos con lupa en los boletines de VISNews!). La página también cuenta con un directorio de los miembros del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales y algo de información sobre el ser y quehacer de dicho Comité.

Otro añadido, que a mí me pareció fabuloso, es la inclusión de una sección de "estudio" o formación, con publicaciones tales como reseñas, artículos, conferencias relativas a los Congresos Eucarísticos, de entre las cuales lo que más me ha emocionado es que incluyeron las homilías,discursos y mensajes de los Sumos Pontífices en el marco de los CEI, a partir de Paulo VI. Espero que, con el tiempo, completen todo lo que falta desde el primer CEI (sueño ¿verdad? jajaja). También se ha incrementado bastante el archivo y ahora existen reseñas de los últimos cuatro CEI: Roma, Guadalajara, Québec y Dublín, con galerías fotográficas y algunos artículos de interés (¡hay mucho qué leer! ¡ya quiero traducir!).

En fin; para que valga la pena el desvelo y tanto entusiasmo, no me puedo ir sin dejarles aquí abajo el mensaje de S. E. Mons. Piero Marini, el actual presidente del Pontificio Comité para los Congresos Eucarísticos Internacionales (disculpen los errores, que todavía no soy tan fluida para traducir italiano).

"La Iglesia reunida en torno a la Eucaristía"

El Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales a través de este sitio web, tiene la intención de reiterar su larga trayectoria al servicio de la Eucaristía, ofreciendo una catequesis renovada sobre el misterio eucarístico a partir de la gran cantidad de material recopilado durante los Congresos, para impulsar una celebración ejemplar y fructífera de la Liturgia, operando para la renovación del culto eucarístico profundizando los lazos con la Misa y con la vida.

Durante casi un siglo, antes que el "magisterio itinerante" de la Iglesia encontrara su expresión más visible en las Jornadas Mundiales dedicadas a los jóvenes, a la familia, a los enfermos, etc., los Congresos Eucarísticos Internacionales han ofrecido la única oportunidad para reunir -en cada continente- a la Iglesia universal en torno a la Eucaristía, considerada corazón de la vida cristiana y espacio extraordinario para la evangelización de la sociedad.

En su trayectoria histórica, los Congresos Eucarísticos han integrado progresivamente las adquisiciones del movimiento litúrgico, desde Pío X hasta la Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II. A partir del Concilio, con la publicación de los nuevos libros litúrgicos y numerosos documentos sobre la Eucaristía, ha sido totalmente recuperada la relación entre la Eucaristía y la Iglesia y la celebración de la Eucaristía se ha convertido en "fuente y culmen" de la vida cristiana.

Incluso hoy, con el renovado rostro de Statio Orbis, los Congresos Eucarísticos Internacionales, así como los nacionales o locales, continúan recordando que el servicio fundamental que la Iglesia presta al mundo -junto con el anuncio del Evangelio-, es la celebración de la Eucaristía, Sacramento de la Pascua del Señor, que une a los creyentes en comunión admirable con Cristo al interior de una comunidad fraterna.

+ Mons. Piero Marini



jueves, 30 de mayo de 2013

Corpus Christi


(Secuencia de la solemnidad de El Cuerpo y la Sangre de Cristo)

* * *
Al Salvador alabemos,
que es nuestro pastor y guía.
Alabémoslo con himnos
y canciones de alegría.

Alabémoslo sin límites
y con nuestras fuerzas todas;
pues tan grande es el Señor,
que nuestra alabanza es poca.

Gustosos hoy aclamamos
a Cristo, que es nuestro pan,
pues él es el pan de vida,
que nos da vida inmortal.

Doce eran los que cenaban
y les dio pan a los doce.
Doce entonces lo comieron,
y después todos los hombres.

Sea plena la alabanza
y llena de alegres cantos;
que nuestra alma se desborde
en todo un concierto santo.

Hoy celebramos con gozo
la gloriosa institución
de este banquete divino,
el banquete del Señor.

Ésta es la nueva Pascua,
Pascua del único Rey,
que termina con la alianza
tan pesada de la ley.

Esto nuevo, siempre nuevo,
es la luz de la verdad,
que sustituye a lo viejo
con reciente claridad.

En aquella última cena
Cristo hizo la maravilla
de dejar a sus amigos
el memorial de su vida.

Enseñados por la Iglesia,
consagramos pan y vino,
que a los hombres nos redimen,
y dan fuerza en el camino.

Es un dogma del cristiano
que el pan se convierte en carne,
y lo que antes era vino
queda convertido en sangre.

Hay cosas que no entendemos,
pues no alcanza la razón;
más si las vemos con fe,
entrarán al corazón.

Bajo símbolos diversos
y en diferentes figuras,
se esconden ciertas verdades
maravillosas, profundas.

Su sangre es nuestra bebida;
su carne, nuestro alimento;
pero en el pan o en el vino
Cristo está todo completo.

Quien lo come, no lo rompe,
no lo parte ni divide;
él es el todo y la parte;
vivo está en quien lo recibe.

Puede ser tan sólo uno
el que se acerca al altar,
o pueden ser multitudes:
Cristo no se acabará.

Lo comen buenos y malos,
con provecho diferente;
no es lo mismo tener vida
que ser condenado a muerte.

A los malos les da muerte
y a los buenos les da vida.
¡Qué efecto tan diferente
tiene la misma comida!

Si lo parten, no te apures;
sólo parten lo exterior;
en el mínimo fragmento
entero late el Señor.

Cuando parten lo exterior,
sólo parten lo que has visto;
no es una disminución 
de la persona de Cristo.

El pan que del cielo baja
es comida de viajeros. 
Es un pan para los hijos.
¡No hay que tirarlo a los perros!

Isaac, el inocente,
es figura de este pan,
con el cordero de Pascua
y el misterioso maná.

Ten compasión de nosotros,
buen pastor, pan verdadero.
Apaciéntanos y cuídanos
y condúcenos al cielo.

Todo lo puedes y sabes,
pastor de ovejas divino.
Concédenos en el cielo
gozar la herencia contigo. Amén.

lunes, 22 de abril de 2013

IV Congreso Eucarístico Nacional de Costa Rica


Ciudad del Vaticano, 22 abril 2013 (VIS). El cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, ha enviado un breve mensaje, en nombre del Santo Padre a los organizadores y participantes en el Congreso Eucarístico Nacional que se celebró en Cartago, Costa Rica, del 14 al 21 de Abril y cuyo lema es “La Eucaristía: Pan de vida para nuestro pueblo

EL SANTO PADRE FRANCISCO SE COMPLACE EN TRANSMITIR UN CORDIAL SALUDO A LOS ORGANIZADORES Y PARTICIPANTES EN EL CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL, CONVOCADO BAJO EL LEMA: "LA EUCARISTÍA: PAN DE VIDA PARA NUESTRO PUEBLO".

EN ESTA CIRCUNSTANCIA, SU SANTIDAD INVITA A TODOS A INTENSIFICAR SU VIDA DE ORACIÓN, HACIENDO DE LA EUCARISTÍA VERDADERO CENTRO DE LAS COMUNIDADES CRISTIANAS, DONDE LA ALABANZA Y LA ACCIÓN DE GRACIAS SEAN IMPULSO PARA UN RENOVADO COMPROMISO EVANGELIZADOR Y DE COMUNIÓN ECLESIAL. QUE DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR TODOS LOS BAUTIZADOS PUEDAN SACAR COPIOSAS ENERGÍAS ESPIRITUALES PARA CONSTRUIR UN MUNDO CADA VEZ MÁS JUSTO Y RECONCILIADO, SEGÚN EL MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

CON ESTOS SENTIMIENTOS, EL SUMO PONTÍFICE CONFÍA A LA AMOROSA PROTECCIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES A LOS PASTORES Y FIELES QUE PEREGRINAN HACIA LA CASA DEL PADRE EN COSTA RICA Y, COMO SIGNO DE ABUNDANTES DONES DIVINOS, LES IMPARTE CON AFECTO LA IMPLORADA BENDICIÓN APOSTÓLICA.



domingo, 6 de enero de 2013

Hemos venido a adorarlo

Del santo Evangelio según san Mateo: 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalen y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo?»

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel.»

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: «Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.»

Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

* * * * *

Siempre he querido mucho a los Reyes Magos. Desde que era una niña aguardaba con ansiedad el descubrir los regalos que dejaban en mis zapatos cada 6 de enero; aunque no sabía que existía un relato bíblico sobre ellos, para mí el día de los Reyes Magos era mágico, lleno de alegría. Y todavía lo es; aunque hace ya rato que dejé atrás la infancia.

El día de hoy, Nada puede venirme mejor para evocar un poco de mi sencilla experiencia en los CEI.

Surgidos en Francia, en el siglo XIX, los Congresos Eucarísticos, en un primer momento, "tuvieron la forma de peregrinajes eucarísticos -casi de procesiones en larga escala- que llegaban a una iglesia de particular atractivo espiritual" [1]. Así pues, desde su origen mismo, hablar de Congreso Eucarístico es hablar de una peregrinación: de un salir del lugar habitual, alejarse de la vida cotidiana, disponer unos cuántos días (en la actualidad una semana y un poco más) con un fin principal: Adorar al Señor.

"Como los Magos, nosotros adivinamos por la fe la presencia real de Jesucristo en la Hostia consagrada. ¿Dificultades?... Con el don de la fe recibido de Dios; con nuestra humildad que no discute lo que Dios le propone; con nuestra generosidad para vencer todas las dificultades que se nos oponen para venir a adorar y recibir al Señor, nosotros creemos que entre los humildes velos sacramentales está el Señor"
"Los Magos son el modelo de la fe, que triunfa de todos los obstáculos hasta reconocer y adorar a Cristo como el Enviado de Dios y el Rey del Universo." [2]
"Los personajes principales venidos de oriente aparecen en representación de todos los pueblos de la tierra que, avanzan por el camino que conduce al encuentro pleno con el Señor Jesús. De este modo se convierten en precusores de todos aquellos que, venidos de distintas culturas del orbe, no cesan de buscar al Salvador a lo largo de los siglos para ofrecerle una alabanza ininterrumpida y el don de sus propias vidas".[3]

Los Magos de oriente pueden enseñarnos tantas cosas:

«¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo?»

Mucho se ha hablado sobre los magos y el hecho de que, se trataba de hombres estudiosos, sabios de su tiempo, conocedores y eso nos lo demuestra esa pregunta que no deja espacio a la duda: ¿Dónde está el que acaba de nacer?, en vez de ¿Ha nacido por aquí alguien? Un rey acaba de nacer para los judíos... un rey que es digno de ser adorado. La estrella, un signo luminoso en el cielo, "en el antiguo Oriente anunciaba el nacimiento de un rey divinizado" [4]: un Rey-Dios digno de adoración.
Podríamos decir que el fin último para el largo viaje (a mí me gusta considerarlo peregrinación) de los Magos de Oriente hasta Israel es la Adoración. Fue un viaje largo, sin duda; probablemente complicado; pero que se vio recompensado al encontrar al niño justo donde la estrella se detuvo. El Congresista recorre un largo camino (que no es solamente el viaje de traslado y regreso, sino todo un itinerario vital y espiritual), para, igualmente, encontrar al Señor, presente en la Eucaristía y rendirle adoración.

«El rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él»

Aquí me viene a cuento un fragmento del salmo 95:

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,

delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.

Sobresalto. El temor de Herodes es real: el temor del poder temporal (egoísta y superficial) ante el advenimiento de un poder eterno (amoroso y justo) es perfectamente comprensible... Es el temor del mal ante el bien. Y también es la alegría desmedida del olvidado que espera por la justicia: la llegada de Cristo hace dos milenios conmocionó al mundo. Aquí conviene preguntarse ¿Qué es lo que sobresalta nuestros corazones? ¿la alegría o el temor? De nuestra respuesta depende saber qué tan cerca estamos del ideal que impulsó el surgimiento de los Congresos Eucarísticos: el reinado de Jesús por medio de la Eucaristía es el medio para asegurar nuestra salvación.

«Los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño»

Este episodio en Jerusalén, indagando sobre el paradero del niño, me recuerda mucho esas búsquedas de fe. Esas intuiciones que no llegan a ser certezas, esas sombras y oscuridades. De pronto, pareciera que nadie tiene las respuestas que buscamos; sin embargo, en el punto de más desconsuelo, surge nuevamente la estrella, la luz verdadera e inextinguible de Cristo, que nos guía para encontrarlo.
Nuestra estrella en cada Congreso, es la Palabra, dilucidada a la luz del Magisterio de la Iglesia, que es la luz del Espíritu Santo. Es la Palabra la que nos indica el camino, la dirección a seguir y la que nos deposita a los pies de Jesús Eucaristía. Cada Congreso es una oportunidad para escudriñar la Sagrada Escritura bajo una nueva óptica.

«Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría»

Reza el documento conclusivo de Aparecida, en el número 29:
La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión (cf. Lc 10, 29-37; 18, 25-43). La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo.

«Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron.»

Esta parte tiene tres elementos importantes, a mi parecer:
-La Casa:
-La presencia de María, silenciosa como siempre: donde está Jesús, está María.
-La adoración: postrados ante el niño.

Hay tres momentos importantes para la Adoración Eucarística.
-El Primero es, indudablemente, durante la Santa Misa.
-El Segundo es en la visita privada al Santísimo Sacramento
-El tercero es en la Procesion de Corpus Christi y otras formas solemnes de manifestación pública de fe; como las Horas Santas y los Congresos Eucarísticos.

Las tres formas, y muy en especial las dos primeras, ponen de manifiesto la importancia de "la casa", en cuanto a Adoración se refiere. El templo es la Casa de Dios. Es el lugar en donde habita el Señor; donde reposa Su Presencia Real. Aunque Dios está en todas partes y siempre está muy cerca de nosotros; hablando de Adoración Eucarística, es necesario acudir a la Casa de Dios. Hablando de los Congresos Eucarísticos: es necesario responder al llamado del amor y acudir a dónde Dios nos convoque.
Por otra parte, no se puede excluir del amor a Jesús el amor hacia María, su Madre. En cada Congreso Eucarístico, María es una presencia silenciosa y amante que acompaña nuestro camino de fe.

«Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.»

No sé, ni he leído mucho al respecto; pero a mí me parece, en todo este pasaje, que Herodes representa el mal:

-Es quien teme el advenimiento de un rey que derrocará su poder.
-Es aquel que utiliza mentiras para lograr sus propios fines (fines nada bondadosos).
-Es aquel de quien los magos son advertidos y a quien, en adelante, evitarán encontrarse, regresando a su lugar de origen por otro camino.

El encuentro con Cristo exige retornar a casa por caminos distintos y dejar atras, evitar, el mal. El Congresista que parte en peregrinación no es el mismo que retorna. Y aunque pareciera que "desanda" el camino, en realidad emprende un camino nuevo. Se regresa a una realidad que es la misma, sí; pero es una realidad ante la que hay que tener un actuar distinto: «y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2, 20)]. Es una cotidianeidad que estará marcada por ese anuncio, no tan rimbombante, pero hermoso en su sencillez, que hace casi dos milenios fuera pronunciado por Andrés y Felipe:

«Hemos encontrado al Mesías» (Jn 1, 41)
«Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José» (Jn 1, 45)



=====
1) SARTOR, Paolo. "Este es mi cuerpo". Para comprender y vivir la Eucaristía. Ed. San Pablo. México, 2010. Pág 55.
2) GARCÍA, Pedro. "Mi Hora Santa Eucarística". Nueva Librería Parroquial de Clavería. México, 2004. Pág. 253.
3) "Venimos para adorar al Rey". Semanario La Red. Año 5. Núm 203. Arquidiócesis de San Luis Potosí. Pág 17.
4) Íbid. Op. Cit.

martes, 1 de enero de 2013

Lista de Congresos

Los Congresos Eucarísticos Internacionales del siglo XIX.

I CEI: Lille 1881
 II CEI: Aviñón 1882
III CEI: Lieja 1883
IV CEI: Friburgo 1885
V CEI: Toulouse 1886
VI CEI: París 1888
VII CEI: Amberes 1890
VIII CEI: Jerusalén 1893
IX CEI: Reims 1894
X CEI: Paray-le-Monial 1897
XI CEI: Bruselas, 1898
XII CEI: Lourdes, 1899

Los Congresos Eucarísticos Internacionales durante el siglo XX

XIII CEI: Angers, 1901
XIV CEI: Namur, 1902
XV CEI: Angulema, 1904
XVI CEI: Roma, 1905
XVII CEI: Tournai, 1906
XVIII CEI: Metz, 1907

XIX CEI: Londres, 1908
XX CEI: Colonia, 1909
XXI CEI: Montreal, 1910
 XXII CEI: Madrid, 1911
XXIII CEI: Viena, 1912
XXIV CEI: Malta, 1913
XXV CEI: Lourdes, 1914
XXVI CEI: Roma, 1922
XXVII CEI: Ámsterdam, 1924
 XXVIII CEI: Chicago, 1926
XXIX CEI: Sidney, 1928
XXX CEI: Cartago, 1930
XXXI CEI: Dublín, 1932
XXXII CEI: Buenos Aires, 1934
XXXIII CEI: Manila, 1937
 XXXIV CEI: Budapest, 1938
XXXV CEI: Barcelona, 1952
 XXXVI CEI: Río de Janeiro, 1955
XXXVII CEI: Munich, 1960
XXXVII CEI: Bombay, 1964
XXXIX CEI:  Bogotá, 1968
XL CEI: Melbourne, 1973
XLI CEI: Filadelfia, 1976
XLII CEI: Lourdes, 1981
XLIII CEI: Nairobi, 1985
XLIV CEI: Seúl, 1989
XLV CEI: Sevilla, 1993
XLVI CEI: Varsovia, 1997

Los Congresos Eucarísticos Internacionales del siglo XXI

XLVII CEI: Roma, 2000
XLVIII CEI: Guadalajara, 2004
XLIX CEI Québec, 2008
L CEI: Dublín, 2012
LI IEC: Manila, 2016